domingo, 1 de enero de 2012

AMIGA LUNA

Malherido y sin fuerzas yacía el guerrero de la luna, sus compañeros y él se habían enfrentado a otra tribu en una lucha encarnizada por el territorio, era un crudo invierno y escaseaba la caza, su tribu pasaba hambre y tenían que buscar sustento para sus mujeres e hijos. Dolorido y azotado por el viento del norte de un frío insoportable recordaba lo que tantas veces su padre le había relatado;


El día que vio la luz era un día como ese, su padre trataba de proteger a su madre del viento helado , el parto les sorprendió en busca de un asentamiento menos frío donde pasar el crudo invierno de Alaska, no pudiendo seguir el paso de la tribu se quedaron al cobijo de una roca que sobresalía dejando ver un hueco donde guarecerse, su madre lloraba amargamente porque sabia no sobreviviria su criatura en aquellas terribles circunstancias, su padre trataba de darle el poco calor que su cuerpo aún tenía a la vez que besaba a su mujer tratando de consolarla de su dolor físico y emocional,...- nuestra madre luna no nos abandonará mujer, ten fe y esperanza, a ella festejamos nuestros logros, encomendamos nuestras vidas y nuestros espiritus - le decía a su compañera; Después de una hora nació su hijo, el cielo cubierto por las nubes plomizas invernales se despejó, la luna llena en todo su esplendor alumbraba a aquella criatura y a sus padres, el viento ya no era frío sino templado y suave, los padres se regocijaron de tan prodigiosa señal de la madre luna y decidieron llamar a su hijo Caminante del Viento Guerrero de la Luna.

Caminante del Viento sonrió por un momento casi olvidando su frío y su dolor, y pensó que su madre luna ahora sí lo había abandonado, casi a punto de desfallecer oyó el aullido de los lobos, estaba anocheciendo y cerró los ojos esperando el fin.

Una loba blanca como la nieve se acercó a él sigilosamente mientras estaba inconsciente, lamió sus heridas y se recostó a su lado dándole el calor el calor de su esplendido y abundante pelaje, la loba aullaba llamando a su manada, poco a poco se iban acercando rodeando el maltrecho cuerpo de aquel joven guerrero, llegó la noche y la luna contemplaba a su protegido impotente, el calor de la manada no iba a curarle tan graves heridas, solo le mantendría con vida protegiéndolo del viento helado.

No muy lejos de allí se habían instalado unos colonos que buscando fortuna habían llegado hasta tan inhóspitas tierras, su casa de madera los mantenia protegidos de las inclemencias del tiempo; en un catre, descansaba una muchacha, no podía dormir, aquella noche los lobos no dejaban de aullar y sentía miedo. Miró por la ventana y vio a la luna que iluminaba el exterior casi como si fuera de día, se tranquilizó extasiada por tan maravillosa estampa, salió de su trance cuando vio llegar a un hermoso lobo blanco que se acercaba a su ventana, aterrorizada se encogió en su lecho y se tapó la cabeza, no sabía si avisar a su padre de la amenaza de allí fuera, oyó gemir al animal y después de un buen rato se asomó timidamente, estaba tumbado frente a ella mirándola, entre sus patas delanteras tenia algo que ella reconoció.

No hacia mucho tiempo la muchacha se perdió en el bosque buscando leña para el hogar, asustada vio que la noche caía, corría por el bosque sin dirección, estaba perdida, de repente se topó con un indígena que después de un día de caza regresaba a su tribu, la joven gritó muy asustada. El joven guerrero la sujetó por el brazo hablándole en un lenguaje que ella no conocía, su voz era cálida y ella cansada se tranquilizó, la soltó y le hizo una señal para que le siguiera, ella se apartó inmediatamente pero no queriendo quedarse sola en el bosque, le seguía a prudente distancia, según caminaba pensaba que si algo malo hubiese querido hacerla no la hubiera soltado, este hecho le inspiraba algo de confianza. Mientras le seguía observaba a aquel hombre, a pesar de estar cubierto por pieles se le veía joven, su tez era tostada y sus ojos pardos tenían una mirada serena y segura, le dio un vuelco el corazón cuando divisó su casa. el joven volvía a intenarse en el bosque y ella agradecida pensó que no le podía dejar marchar sin más,-señor- le llamó, ....-señor-...parecía no escucharla, corrió y se acercó a él tocándole el brazo, él se volvió y la miró, no se había detenido a contemplarla, vio su cara y sus ojos grises , pensó en que podía ser hija de su madre luna, jamás había visto a una mujer de apariencia nacarada....-es bonita- pensó,...-es como mi protectora, pero frágil-, mientras él la observaba ensimismado en sus pensamientos ella sacó de su bolsa un pañuelo ofreciéndoselo al joven, no tenía nada más que regalarle por salvar su vida, pensó que un hombre como aquel pensaría que era tonta regalándole algo tan inútil, pero él miró aquel trocito de tela blanca ensimismado, con cuidado acercó su mano pensando en si se romperia aquella cosa tan aparentemente frágil, era suave, muy suave, jamás había visto ni tocado una prenda de seda y le pareció como si un trocito de su madre luna hubiera caído del cielo, abrió los ojos desconcertado, volvió a mirar a la muchacha pensando si en verdad tendría que ver con su adorada luna, ella insistió en darle su pañuelo, lo dejó en su ruda mano cerrándola sobre él para después correr hacia su casa.

El lobo que estaba apostado en su ventana tenia entre sus manos su pañuelo, el animal salió corriendo y dejó allí la prenda, en ese momento pensó en que algo malo le había pasado al muchacho que la habia salvado de una muerte segura, no sabiendo que hacer y después de un rato llamó a su padre, contándole lo sucedido,.

Abrigándose salieron hacia donde se vislumbraba la figura del lobo, a prudente distancia se quedaron y vieron como el animal volvió a correr internándose en el bosque, así una y otra vez hasta que divisaron a varios de ellos tumbados, el padre de la muchacha paró en seco al ver la manada, pero los animales se dispersaron de inmediato dejando ver el cuerpo inerte del joven guerrero que yacía inconsciente, casi muerto.

Cuando este abrió los ojos sintió una gran calidez, pensó que era el viento del este quien le había elevado a los brazos de su madre luna, pero oyó una dulce voz que decía....-padre..padre..¡ha despertado!- y de inmediato llegó a su lecho aquella bella y extraña mujer que le había puesto en su mano aquel trocito de luna

1 comentario:

  1. Hacía tiempo que no te leía, Rosy. Gracias por escribir.

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