lunes, 18 de abril de 2011

DESPEDIDA

Hay despedidas que llegan de manera súbita,
inesperada, sin advertencia. Hay despedidas que
podemos planear, y hasta programar. La duración de la
despedida no tiene importancia. Lo que importa es cómo
manejamos nuestras despedidas.

Podemos despedirnos con el corazón abierto y
agradeciendo todo lo que hemos aprendido. O podemos
cerrar el corazón y decir con amargura que hemos
vuelto a perder. Podemos decir adiós con una actitud
de confianza, fe y amor, en la creencia de que
nuestros corazones nos unieron durante un tiempo para
disfrutar de la vida y avanzar a nuestro viaje. O
podemos hacerlo emitiendo juicios duros preguntándonos
que hicimos mal para que nuestro camino nos impidiera
continuar unidos. Podemos decir adiós con el corazón
abierto, sintiendo tristeza, añoranza y alegría. O
podemos decir adiós bloqueando nuestras emociones y
afirmando que así es la vida.

A veces es hora de decir adiós. No siempre podemos
elegir el momento, pero si podemos elegir las palabras
de nuestro corazón.


2 comentarios:

  1. tenes razon , peor que complicado es elegir la manera, yo estoy en uan que tyengo que planer y no se me es facil
    pero hay que afrontar como tu dices

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  2. Pues yo nunca me despedire.

    un beso guapa

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