sábado, 30 de abril de 2011

MI ETERNO ROSAL


Hola!
Empezaré por decir que ni nombre es Damascena, aunque quizás, por ese nombre, es poca la gente que me conoce.

Mi nombre vulgar es Rosa de Alejandria, me lo pusieron hace ya muchos tiempos y quizás sea de donde viene mi origen.

Tengo cuarenta y seis años y llevo cuarenta plantado en un frondoso corral de Castilla en una pequeña y vieja casa.Me pusieron en un monticulo, donde pensaron que seria el lugar más adecuado para mi, ya que desde alli, podria recibir los rayos del sol mañana y tarde, haciendo compañia a un viejo ciruelo que sólo tenia un año más que yo.

Al principio, estaba un poco triste, porque mi vecino me contaba, cuando nos poniamos de charla, que en el verano el riego era escaso; pero tuve una gran suerte, y supe desde el primer dia, que conoci a la más pequeña de la familia, que aquel seria mi reino.

Los dos primeros años de mi vida, los pasé plantado al borde de un surtidor de gasolina, y aquello era infernal: el ruido diario, el olor a gasóleo, el polvo que desprendian los coches a su paso, y la poca consideración que a mis compañeros y a mi se nos tenia: Sólo de vez en cuando y en época de floración,
alguna que otra persona,sintiéndose atraida por el aroma de mis jóvenes rosas, que colgaban en racimos como collares de perlas, se acercaban a desmembrarme, para poner mis atrayentes capullos en algun viejo y descuidado jarrón;y al paso de los dias, dejarme tirado en cualquier tenebroso basurero.

Sólo salia de mi monotonia, a la llegada de mi cuidador; un gran señor de mediana edad que altruistamente me regaba y limpiaba de malas hierbas, acariciando la seda de mis pétalos y el olor atrayente que todo mi ser desprendia; haciéndome muy feliz; aunque solo fuera por unos minutos, que a mi me parecian eternos.

Un buen dia, la excitación se apoderó de mi, cuando oi comentar a los dueños del negocio, que habia que agrandar el recinto, y nos tendrian que quitar de alli, para ponernos en un lateral de la vivienda.Por un momento mis ramas se cerraron, formando un arco de pensamientos poco positivos.Sólo sali de ellos, cuando noté la presencia de mi cuidador; y al levantar mis tristes y pesadas ramas, vi como él me guiñaba un ojo, comentándome al oido que no tenia de qué preocuparme, que hiciera mis maletas, porque me llevaria con él a su humilde y sencilla morada.

Cuando comenzó a trasplantarnos; a mi me dejó el último, para tener tiempo de despedirme de todo mi entorno; haciendo mi último repaso y oteando el horizonte, me incliné como un abanico, emulando a un tierno y floreciente campo de trigo, y dando el último adiós a todos, incluso a un viejo nogal, que situado al lado de un enorme pozo y con el cual habia regañado en más de una ocasión, para luego hacer las paces felizmente.

El viaje del surtidor a casa fue incómodo, pero muy breve; de todos modos nada hubiera podido aplacar mi euforia.

Cuando llegué a mi destino, me acogieron con una gran alegria.Me pasaron a la tierra al dia siguiente, y di gracias a Dios por ser un rosal tan afortunado; hasta tal punto, que prometi cuidarles el resto de mis dias.Los habitantes de la casa eran cinco: El padre, Jesus; la madre Rosa; Y dos hijos Miguel  y Maria Jesus que trabajaban fuera y la más cariñosa y especial, Rosy, que como su madre adoraba toda clase de flores,habiendo convertido con mi llegada una cita diaria de dicha.Cuando por fin nos podiamos reunir todos a la llegada del ocaso.

Por ese entonces, estaba creando amistad con una higuera que vivia sola en el corral de al lado.Los primeros dias,no reparé en ella; pero más tarde, con la llegada del verano, percibi el delicioso aroma de sus hojas, y surgió una buena amistad de carácter timido.Se sentia subyugada por mi llegada, y pude darme cuenta que se debia a que todos éramos vegetales de vivero y ella, sin embargo, me aseguró en una ocasión, que ni siquiera sabia como habia llegado alli.En términos humanos, podria decirse que era una especie de huérfana vagabunda. No obstante su aspecto poderoso e impresionante, no dejaba translucir ni por asomo su inseguro caracter.

Un dia, mientras estábamos de tertulia, a eso de las ocho de la tarde, trajeron la mala noticia de que habia fallecido el último hermano varon de Rosa.La señora, con una elegancia innata en ella, se sentó en un banco sollozando toda desconsolada, con los hombros caidos y los ojos enrojecidos.Disimuladamente, y a modo de viento, dejé que mis ramas comenzaran a bailar, hasta que una de ellas, acarició suavemente sus descoloridas mejillas.Ella, irguió la cabeza y me miró por unos instantes.Cesó el llanto,diciendome que tendria que cortar mis mejores tallos, para llevarlos de ofrenda a su querido hermano, con lo más hermoso que tenia, que era precisamente, parte de mi cuerpo.Era yo mismo.LLoramos juntos unos minutos llenos de tierna emoción y complicidád.

Pasaron los dias, hasta que volvió a salir, y ciertamente no me extrañó demasiado que decididamente se dirigiera hacia mi.Por unos momentos no dijo nada, y sólo me contemplo, como esperando hallar en alguna parte, un rostro humano.Cuando se percató de lo que hacia, inclino la cabeza y sonrió con humor.

Pasó un tiempo, hasta que cuatro años más tarde, mi amiga, la higuera vecina, se secó poco a poco de desdicha, porque ella no tuvo el gran amor y los cuidados que tuve yo.La verdad es que siempre la animaba, porque me inspiraba ternura su resignado espiritu.Fue una noche de invierno, cuando ella se terminó de ir.Un viento frio pululaba como un pajarillo juguetón y una luna grande y misteriosa, pero distante, brillaba a lo lejos.

Yo moriré aqui es una realidad anunciada mucho tiempo atrás, sorteada, combatida, derrotada en tantas ocasiones una imprescindible complicidád, que parecia imposible que llegara.
Nunca, como en este caso y aunque la ciencia ortodoxa opine lo contrario, se cumplirá la brillante frase de Montaigne: "No morimos por estar enfermos sino por estar vivos.

Mi viejo amigo el ciruelo y yo, seguimos existiendo.Aunque ya muy mayores todavia añoramos aquellos dias tan familiares y queridos.El matrimonio ya nos dejó.Hicieron su viaje final, y todo esto se lo dejaron a sus tres hijos.Estos tampoco vienen muy a menudo.La ultima vez que vino la más pequeña y ahora adulta Rosy, me contempló con una pena inmensa.Me aseo de toda maleza volviendo a lucir como en mis mejores tiempos. Ella me comentó que deseaba llevar un esqueje mio al corral de su otra casa, para poder recordarme toda su vida.

Le dije que si, y estoy a la espera,pues se que mi hija será como yo, un rosal muy querido y deseado hasta la eternidad. Me lo dice un presentimiento.

Espero que todos los cumpleaños de tu vida esten llenos de rosas

1 comentario:

  1. Me ha encantado esta narracion, bien escrita y descrita, tanto que hasta mi ha llegado un olor a Rosa inmenso no se si sera por el Rosal o por el ramo de rosas de mi mujer, entre el uno y el otro han despertado en mi ternura y amor. Feliz dia de la madre si lo eres y si no tambien.

    Un beso

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